Reflexiones propias

Ni una más / Nadie más

Por si acaso, me considero experta en violencia de pareja, no de género. Porque fui maltratada, porque investigué durante 12 años el fenómeno, porque leí, porque me formé y porque fundé en España una asociación para combatir este problema desde el tratamiento de los celos patológicos agresivos. Y con ello, recibimos aproximadamente tantas consultas de mujeres agresoras como de hombres agredidos, además de las clásicas. Y obviamente, tratábamos a todos por igual, sin ninguna clase de juicio. Este enfoque, además de permitirnos asistir a mujeres maltratadas respetando su inteligencia, su libertad y su dignidad (como no hace el enfoque victimista), nos permitió descubrir la verdad desconocida del hombre maltratado, tan incomprendida, pero también el drama de la mujer agresora y del hombre agresor que quieren sinceramente sanar de sus celos agresivos pero no encuentran ninguna terapia específica para ello. Por mi experiencia e investigación es que opino que la violencia de pareja es un fenómeno absolutamente distinto al de la violencia de género (que existe, es grave y la rechazo), esto lo argumento bien en mi libro y allá donde hago talleres sobre este tema. Y mientras se siga metiendo todo en el mismo saco, nunca habrá terapias específicas para que el agresor y la agresora dejen de agredir. Y por tanto, siempre habrá una más. Lo lamento mucho, pero una frase de rechazo o amenaza repetida hasta la saciedad durante un par de días, no sirve. Lo que sirve son investigaciones controladas de buenos equipos psicológicos y psiquiátricos, asistidos por los propios afectados más conscientes, sobre la personalidad maltratadora, revelando cuáles son sus traumas, sus procesos mentales profundos, sus anomalías y diseñando con el pertinente seguimiento, la terapéutica más eficaz. Eso sería tratar con verdadero respeto a las víctimas de esta lacra, dando pasos seguros para que, de una vez por todas, no haya ni una más.

 

Publicado en Facebook el 18-10-2016

Los oscuros que nos controlan y los luminosos que nos asisten.

8-08-2016.

Hace tiempo que leo canalizaciones y visualizo vídeos sobre despertar de conciencia, conspiraciones, nuevo orden mundial, extraterrestres y asistencia de hermandades de distintas dimensiones. Por tanto, no soy ninguna experta, tan solo alguien que como ustedes, lee y trata de cuestionarlo todo a la luz de su propio criterio e intuición. Que éste sea más o menos confiable para los demás, es cosa suya. Siempre hay que chequearlo todo desde las sensaciones que a uno le producen lo que lee. ¿Te dejan con cierto malestar, miedo, inseguridad, ansiedad, impotencia o sensación de desamparo y vulnerabilidad? ¿O te dejan con una emoción de empoderamiento, confianza y seguridad? Pues tú decides con qué mensajes prefieres alimentarte, caminar por la vida y crear tu realidad. Eso no significa que unos sean falsos y los otros verdaderos, ni viceversa. Normalmente los mensajes de conspiraciones te dejan con sensaciones de desasosiego e impotencia bastante incómodas, sin embargo, muchos de ellos son verdaderos. Puede haber, en cambio, mensajes de supuestas entidades celestiales que te dejen con mucho regocijo y que, finalmente, esas entidades no sean tales. Yo procuro seleccionar bien las fuentes de donde obtengo mis lecturas para que eso no suceda, pero el riesgo siempre está ahí.

 

Hay una cosa en la que coincidimos todos los que estamos en esta tarea de discernimiento de informaciones para nuestro crecimiento espiritual y, en definitiva, por nuestra felicidad superior: que existe una Inteligencia universal que lo ordena todo, llámese como se quiera. Pero es una entidad, energía o presencia ajena a las limitaciones de perspectiva que da la dualidad de nuestras tres dimensiones. Por lo tanto, no puede ser un dios castigador ni vengativo, porque esas son emociones polarizadas inaccesibles para “alguien” que está en la UNIDAD de la experiencia, es decir, en el amor, la paz, la confianza, la verdad, la justicia, la alegría o la creatividad plenas. Las emociones contrarias las puede vivir, solamente, a través de nosotros, a través de esa “chispa divina” que SOMOS. Y por eso existimos. Y por eso existen las jerarquías celestiales. Porque cada ser percibe unos matices de la realidad distintos que devuelve como experiencia a esta Inteligencia universal. Y esas emociones van evolucionando en cada ser de una manera rica y genuina en nuestro camino “de vuelta” al origen, pasando por la ascensión dimensional. Por lo tanto, es concebible que existan seres en distintos estados de evolución que pueden no tener un cuerpo físico como el nuestro, pesado y tangible, sujeto a las inclemencias del deterioro y la caducidad. Seres con cuerpos energéticos que habiten planetas, espacios o planos de naturaleza energética, inaccesibles para nosotros con nuestro cuerpo y sentidos físicos. Entre todos estos seres y dado que todavía en cuarta dimensión existe el libre albedrío, los habrá de intenciones positivas y desinteresadas hacia nosotros y los habrá de intenciones, digamos, egoístas e interesadas respecto a nosotros. Llegados a este punto es cuando cabe entender que la existencia de fuerzas de luz y de oscuridad es intrínseca a la naturaleza de la creación, pues toda ella tiende al equilibrio. Cuando hay un exceso de potencial de creación, llegará un potencial de destrucción para equilibrar ese exceso y así, continuamente. No hay nada de malo en ello, pues no existe la muerte, sino la transformación y la experiencia.

 

Entendiendo, pues, que “todo está bien” y dentro de un orden superior, obtenemos la perspectiva necesaria para sacarnos el miedo y asumir nuestro poder sobre esta encarnación o fragmento de experiencia que la divinidad quiso disfrutar a través nuestro y con la que descubrir, desde un olvido inducido y como si fuera un juego, el camino de vuelta a casa, a la fuente de toda la creación donde ya no hay esta, a menudo, dolorosa dualidad. El caso es que, para darle suspense al proceso, para darle la emoción del aprendizaje, es que “se permite” que entidades de baja frecuencia, de tercera (visibles) o cuarta dimensión (invisibles) vivan en nuestro planeta y se alimenten de nuestra energía. Ocurre que muchas de estas entidades deben su existencia y desarrollo al alimento energético del miedo, el sufrimiento o la devoción fanática. Visto así, no hay “maldad” pura en sus actos, ya que simplemente encuentran en nosotros su sustento, igual que nosotros lo encontramos en comer vegetales y animales. Pero la destrucción y dolor que causan para generar esas emociones sí se considera altamente inconveniente para nuestra existencia. Así es como, por esa ley por la que la naturaleza busca el permanente equilibrio ante los excesos de potencial en el Universo, es que “se permite” la presencia y asistencia de seres de otros planos con intenciones positivas hacia nosotros. Aquí es donde hablamos de las hermandades blanca, azul y roja, por distinguirlas de algún modo. La blanca sería de las jerarquías angelicales y los maestros ascendidos, la azul la de los seres extraterrestres confederados (positivos) y la roja, la de los seres intraterrenos y los pueblos originarios del continente americano. Todos ellos no son más ni menos dignos que nosotros. Son hermanos, fractales del mismo padre-madre del que venimos todos. Sólo que cada cual estamos en procesos distintos, viviendo las experiencias que la Fuente nos encomendó vivir, siempre de acuerdo a nuestra voluntad previa a encarnar. Es decir, que en connivencia con la Fuente, todos elegimos esta vida y las principales experiencias, de dolor o de gozo, que íbamos a atravesar.

 

Sucede que, al igual que en el papel de un hermano o hermana mayor, nosotros asistiríamos a nuestros hermanos pequeños si así nos lo pidieran, también ellos lo hacen. Y lo hacen con la sabiduría que da la experiencia y la mayor proximidad a la Fuente, pero también con la humildad y el respeto que da sabernos (a los humanos encarnados) almas muy valientes por haber acordado encarnar en una dimensión tan limitada y en un planeta en dualidad, porque así contribuyen a la ascensión de todos. Por eso estos seres nos asisten cuando desde nuestro ser interior lo pedimos, de los únicos modos en que pueden interactuar con nosotros considerando nuestras diferencias a nivel de energía y comunicación: por telepatía. Alguien dirá que por telepatía se puede manipular a muchas personas, engañarlas y dominarlas para fines perversos, por lo que la rechazan como un medio fiable de comunicación libre entre seres de distinta densidad. Este argumento, siendo razonable, olvida que los oscuros acceden a la mente humana a través del miedo, el sufrimiento o la devoción fanática, pero somos un mal bocado para ellos mientras permanecemos empoderados en nosotros, en paz interior, confianza y coherencia interna. Por eso, las canalizaciones que fomentan la devoción a seres externos, no serían confiables, mientras que las que nos invitan a reconocer o recordar nuestra innata condición divina, nuestro potencial ilimitado y nuestra capacidad para crear la vida que deseamos, sin dogmas, sin pagamentos, sin religiones, sin amenazas, sin dependencias… esos mensajes, en mi opinión, sí estarían alineados con nuestra misión última.

 

Cuando uno entiende esto, se libera de un peso enorme. ¿Y saben? A las entidades que antes se estaban alimentando de nuestro dolor, miedo e impotencia, no les gusta eso. Y ocurre que, en la medida en que observan que los seres de luz encarnados y no encarnados (las hermandades) logran su fin de elevar nuestra vibración y con ella nuestro empoderamiento e independencia del sistema, comprenden que esas entidades positivas para nosotros, no son positivas para ellos. ¿Y cómo eliminarlas o eliminar nuestra confianza en ellas? Pueden hacerlo de muchas formas. Se sabe que nuestra conexión con los planos sutiles la hacemos a través de la glándula pineal. Basta con calcificar esta glándula mediante la ingesta de flúor para limitar su capacidad receptora-emisora de mensajes. Esto explicaría por qué se incorpora tanto flúor en el agua potable de todas las ciudades cuyos gobiernos lo permiten. Los pesticidas y fertilizantes químicos utilizados en la agricultura convencional también hacen lo suyo, así como las drogas, los medicamentos, la comida industrializada y la carne. Entonces, si gran parte de la humanidad está prefiriendo una comida más natural y una vida más sana, a menudo fruto de la información canalizada en los últimos años que nos invita a este regreso a la Naturaleza y el rechazo a los químicos o a cualquier costumbre no sostenible que acaba generando más sufrimiento ¿cómo condicionan los oscuros nuestra vida para poder seguir alimentándose de nosotros? Con un arma muy poderosa: la duda.

 

Si estamos alcanzando una masa crítica de personas conscientes de que hay en marcha un Nuevo Orden Mundial al que ninguno de nosotros queremos someternos, la prioridad para los oscuros será debilitar esa consciencia, pues la masa crítica provocará una reacción en cadena multiplicadora de dicha consciencia que ya no sería reversible. Es por ello que empezamos a ver por internet artículos de opinión, vídeos y comentarios de diversos y a veces, desconocidos orígenes, donde se afirma que los seres de luz positivos no existen y que son una invención de los propios oscuros para mantenernos dormidos y aletargados. Quienes leemos sobre conspiraciones sabemos de lo maquiavélico y retorcido de las herramientas utilizadas por la élite para manipular a las masas, con lo que a más de uno puede no sorprenderle que hayan sido tan “habilidosos” como para inventarse todo un mundo celestial con que seguir dirigiéndonos subliminalmente a quienes creemos estar más informados. Sería el crimen perfecto, un plan redondo. Como en las falsas democracias en que vivimos, donde votamos alternativamente a la derecha y a la izquierda creyendo que son políticas distintas cuando en el fondo, ambas son lo mismo con distintos disfraces.

 

Entonces, según la creencia de los escépticos que han creado o están difundiendo esta información, tanto los seres de luz que nos asisten como los seres oscuros que nos someten, serían lo mismo: todos oscuros. Por lo tanto, la propuesta es que no debemos escuchar a nadie y luchar contra todo. Ahora piensa ¿en qué estado emocional te pone esta invitación? ¿Alerta, miedo, impotencia, rabia? Un banquete delicioso para los oscuros. Por otro lado, piensa en la inconsistencia estructural de esta propuesta. Significaría que la realidad estaría en una polarización absoluta y permanente hacia la oscuridad. Significaría que no hay mecanismo de equilibrio ante este exceso de potencial negativo. Significaría que la Fuente de toda la creación, la Inteligencia universal y génesis de la bondad, el amor, la felicidad, la compasión, la generosidad, la transparencia, la justicia y la pureza más altas... se fue de vacaciones para no volver. ¿Suena esto realista? Tengamos cuidado con las manipulaciones secundarias. A veces estamos tan instalados en la desconfianza sistemática de todo, que perdemos la perspectiva. Si hay fuerzas oscuras trampeando con nuestro libre albedrío para generar emociones de baja vibración con que alimentar a entidades de bajo astral, es coherente con el equilibrio del cosmos que haya entidades de luz asistiéndonos en la oposición a esas fuerzas. Seres que, de algún modo, podemos ser nosotros mismos en otros planos, en cuerpos energéticos o astrales conectados con la Fuente. Nosotros o nuestros seres queridos fallecidos, nuestros ancestros, los maestros que ascendieron, los intraterrenos que siempre estuvieron aquí, los extraterrestres que vibran en amor, los ángeles o los grupos de seres energéticos más cercanos al Padre-Madre, llámese como se quiera.

 

Leer una canalización no es, pues, una actividad de tan alto riesgo si tenemos clara su finalidad: elevar nuestra vibración haciéndonos recordar nuestro origen divino. Si un mensaje está escrito con palabras ofensivas, temerosas o amenazantes. Si te hace sentir impotente, dependiente o necesitado. Si te pone en estado de alerta o desconfianza. Si te instala en el victimismo y la desesperanza. Si te hace adorar, rendir devoción, tiempo o fe incondicional a un ser o institución determinados. Ese mensaje te está robando tu divinidad. Está haciendo que entregues tu poder. Tú eliges si quieres creerlo o no. Al final, todo es experiencia. Para mi experiencia y puestos a elegir, prefiero integrar los mensajes que me empoderen, me llenen de confianza, me inspiren amor y compasión, me transmitan paz y capacidad de perdón, me hagan fluir en la vida sorteando obstáculos y encontrarme con experiencias de poderoso aprendizaje que contribuyan a reconocer y reeducar mi ego. Mensajes que sanen a mi niña interior, que transmuten los traumas de mi árbol genealógico, que equilibren, que reconforten y que me den alas. Y la verdad: los oscuros serán muy listos, pero nunca podrán falsificar, ni les conviene, un mensaje que te quita el miedo y te llena de amor incondicional. Porque sin miedo eres libre y si eres libre... ya no les sirves.

 

 

Publicado en Facebook y también como anexo final en mi libro "Soy poeta" (Chile, 2017)